CIENCIA Y SALUD

El plomo en el cuerpo: un impostor químico con consecuencias tóxicas
Por: Ángel Santiago1, Mayra J Garza1, Héctor Lamadrid-Figueroa1
- Departamento de Salud Perinatal, Instituto Nacional de Salud Pública, Cuernavaca, México.
Adaptación: Mtra. Aldara Cabrera Osnaya2
- Unidad de Divulgación y Cultura, Escuela de Salud Pública de México
Adaptación: Mtra. Aldara Cabrera Osnaya2
Las proteínas son la maquinaria del cuerpo y participan en diferentes procesos que nos permiten movernos, pensar y defendernos de enfermedades. Para realizar estas funciones, muchas de ellas necesitan “ayuda” de ciertos metales esenciales como el calcio, el zinc, el hierro o el magnesio, que se unen a las proteínas en cantidades muy pequeñas para activar o regular sus funciones.
El problema aparece cuando otros metales, sin función biológica, logran infiltrarse en ese sistema. Uno de los más estudiados, por el peligro que representa para nuestro organismo es el plomo (Pb), un metal pesado que puede sustituir a los metales esenciales, alterar los procesos normales del organismo y causar daño incluso en concentraciones muy bajas.
¿Cómo engaña el plomo a nuestro cuerpo?
Cuando una persona se expone al plomo, estos iones (Pb²⁺) se adhieren a las proteínas, comenzando por las de la sangre; luego se distribuyen al resto del cuerpo. La mayor parte de estos iones se elimina en un tiempo relativamente corto, sin embargo, una pequeña parte se acumula silenciosamente en el cerebro y en los huesos, donde puede permanecer durante años.
El truco del plomo para engañar al cuerpo está en su similitud química, por ejemplo, con los iones calcio (Ca²⁺): ambos tienen carga positiva, similar tamaño y se unen a los mismos sitios de las proteínas (1). Pero cuando el plomo ocupa ese lugar, las proteínas dejan de funcionar correctamente (Figura 1).

Figura 1. Comparación entre una proteína en estado activo cuando se une a iones calcio (Ca2+), y la misma proteína en estado inactivo cuando el plomo (Pb2+) sustituye el calcio en el mismo sitio. El plomo desplaza al calcio y otros iones esenciales, evitando que la proteína realice su función.
Dos ejemplos de proteínas sensibles a este cambio son la proteína cinasa C y la calmodulina, que intervienen en muchos procesos clave como la memoria, el aprendizaje y la contracción muscular. Cuando el plomo reemplaza al calcio, estas proteínas se “apagan”, y pierden su función.
En resumen: el plomo suplanta al calcio, pero en lugar de activar a las proteínas, las apaga. Esto resulta en un efecto perjudicial que afecta el funcionamiento de nuestro cuerpo.
Un problema que sigue entre nosotros
Aunque el uso del plomo ha disminuido —por ejemplo, ya no se utiliza en las gasolinas o en pinturas—, todavía hay fuentes activas de exposición. En el caso de México, la más importante continúa siendo la loza de barro vidriado, ampliamente utilizada como utensilio de cocción y de servicio en la cocina tradicional. Datos reportados por el Instituto Nacional Pública (Figura 2) indican que la población infantil mexicana entre 1 y 4 años de edad tiene niveles elevados de plomo en sangre (>5μg/dL), lo que implica una gran proporción de infantes en riesgo de padecer efectos adversos (2).

Figura 2. Muestra un mapa de México con la prevalencia de intoxicación por plomo en niños de 1 a 4 años (3). El estado con mayor porcentaje de casos fue Puebla, con cerca de la mitad de niños afectados, seguido por San Luis Potosí, Tlaxcala, Estado de México y Oaxaca. (3)
La exposición al plomo es especialmente preocupante en niñas y niños (Figura 3), porque su sistema nervioso aún está en desarrollo (4). Esto es porque el plomo es neurotóxico, afectando las proteínas del cerebro, y por consiguiente la capacidad de aprendizaje y la conducta en edades tempranas. Además, es importante hacer notar que durante el embarazo, el plomo acumulado en los huesos de la madre puede liberarse y pasar al feto, representando un riesgo para la salud al bebé incluso antes de nacer (5).

Figura 3. Niveles de plomo en sangre asociados con efectos adversos en la salud en niños. Fuente: Figura modificada de ATSDR, 1992 (7). Abreviaturas: Pb, plomo; CI, coeficiente intelectual.
Más allá del plomo: los metales y las hormonas
Nuestro equipo de trabajo estudia cómo es que el plomo — así como otros metales pesados como el cadmio, el arsénico o el manganeso— pueden influir en diferentes etapas del desarrollo humano.
Durante el embarazo, por ejemplo, el cuerpo libera calcio de los huesos para formar el esqueleto del bebé. Si en esos huesos hay plomo, también se libera y puede llegar hasta el feto, afectando su óptimo desarrollo. Uno de nuestros estudios ha mostrado que variantes en el gen de una proteína que participa en la liberación de calcio, promueven cierto riesgo o protección ante la intoxicación de plomo durante el embarazo.
Así también, otro de nuestros estudios es analizar cómo la exposición a estos metales pesados puede alterar la edad de inicio de la pubertad. En los últimos años, se ha observado que niñas y niños comienzan esta etapa cada vez a edades más tempranas. Estos metales no solo afectan el cerebro o los huesos, también pueden alterar las hormonas, actuando como disruptores y resultando en la alteración del inicio de la pubertad (6).
No te olvides de esto
El plomo es un intruso químico que engaña al cuerpo y se “disfraza” de los metales esenciales que el cuerpo necesita para vivir. Al ocupar su lugar en las proteínas, sabotea procesos vitales y deja una huella importante en la salud, especialmente en el cerebro de los niños.
Comprender estos mecanismos del plomo —desde cómo se une a una proteína hasta cómo afecta a una población— permite impulsar políticas para reducir la exposición y proteger a las generaciones futuras.
Cada acción para eliminar el plomo de nuestro entorno —desde dejar de usar loza vidriada con esmalte tradicional hasta mejorar la vigilancia ambiental— es un paso hacia un desarrollo más sano y equitativo para las personas y comunidades.
Referencias:
- Virgolini MB et al. MOLECULAR MECHANISMS OF LEAD NEUROTOXICITY. Adv Neurotoxicology. 2021;5:159–213. https://doi.org/10.1016/bs.ant.2020.11.002
- Tellez-Rojo MM et al. Análisis de la distribución nacional de intoxicación por plomo en niños de 1 a 4 años. Implicaciones para la política pública en México. Salud Pública México. 2020 Nov 24;62(6, Nov-Dic):627–36. https://www.saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/11550
- Ramírez Ortega D et al. Cognitive Impairment Induced by Lead Exposure during Lifespan: Mechanisms of Lead Neurotoxicity. Toxics. 2021 Jan 28;9(2):23. https://doi.org/10.3390/toxics9020023
- Téllez-Rojo MM et al. Impact of Bone Lead and Bone Resorption on Plasma and Whole Blood Lead Levels during Pregnancy. Am J Epidemiol. 2004 Oct 1;160(7):668–78. https://doi.org/10.1093/aje/kwh271
- Téllez-Rojo MM et al. Intoxicación por plomo en población pediátrica. Salud Pública México. 2024 Aug 22;66(4, jul-ago):469–78. https://saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/15840
- Iavicoli I et al. The effects of metals as endocrine disruptors. J Toxicol Environ Health B Crit Rev. 2009 Mar;12(3):206–23. https://doi.org/10.1080/10937400902902062
- Toxicological Profile for Lead. Atlanta (GA): Agency for Toxic Substances and Disease Registry (US); 2020. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK589538/