SABERES COMPARTIDOS
Depresión e ideación suicida en mujeres de mediana edad, y su asociación con disfuncionalidad familiar
Por: Miguel Trujillo Martínez(1), Karen Bustos Ramírez(2), Kimberly Valeria Hernández Sotelo(2), Liliana Gómez Flores Ramos(3), Lizbeth Grimaldo(4), Sandra Imelda Camacho Octaviano (1), Aurea Atanasia Barreto González(5), Víctor Manuel Hernández Salazar(6)
- Médico Familiar del IMSS HGZ c/MF No 7, Cuautla, Morelos
- Médico Pasante en Servicio Social del IMSS HGZ c/MF No 7, Cuautla, Morelos
- Investigadora Conacyt-Centro de Investigación en Saludo Poblacional, Instituto Nacional de Salud Pública
- Investigadora Posdoctoral Conacyt-Centro de Investigación en Saludo Poblacional, Instituto Nacional de Salud Pública
- Coordinadora de educación e investigación del IMSS HGZ c/MF No 7, Cuautla, Morelos
- Jefe de departamento clínico de medicina familiar del IMSS HGZ c/MF No 7, Cuautla, Morelos
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) es la institución de salud que atiende a los trabajadores asalariados mexicanos y sus familias. La consulta de medicina familiar es la base de la atención en el IMSS; y el médico familiar es el especialista en el primer nivel de atención y quien resuelve más del 80 % de los padecimientos, encargándose, además, de derivar al segundo nivel de atención a aquellos pacientes que lo ameriten, de tal forma que la medicina familiar brinda atención integral al individuo tomando en cuenta los factores biológicos, sociales, laborales y familiares.
Durante los años 2020 y 2021 el IMSS continuó brindando la atención médica convirtiendo la mayoría de las unidades hospitalarias en hospitales COVID, a fin de dedicar espacios físicos y recursos humanos para hacer frente a la pandemia. De esta forma, la atención de muchos procedimientos “no prioritarios” de segundo y tercer nivel de atención se postergó hasta que el panorama epidemiológico de la pandemia mejoró. Los departamentos de medicina familiar y de medicina preventiva continuaron brindado la atención al derechohabiente otorgando atención a padecimientos COVID-19 a través de los Módulos de Atención Respiratoria del Seguro Social (MARSS) y no COVID en los consultorios de medicina familiar y PREVENIMSS. Cabe mencionar que el equipo de trabajo del Hospital General de Zona Número 7 de Cuautla, Morelos, (HGZ c/MF No. 7) –en colaboración con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y el programa “Mujer Saludable”– se dio a la tarea de investigar sobre la salud mental en la mujer en tiempos de pandemia, específicamente los síntomas depresivos, donde el sistema de salud se vio obligado a priorizar el COVID-19.
Como parte de las actividades preventivas, todas las mujeres de 40 a 69 años de edad son invitadas a realizarse la mastografía una vez al año y deben ir a recoger personalmente el resultado del estudio. Es así que durante los años 2020 y 2021 HGZ c/MF No. 7 otorgó 90,055 y 113,610 consultas de medicina familiar, lo que significó un descenso de 26.6 % y 7.5 % respectivamente comparado con 2019, donde se otorgaron 122,757 consultas. Asimismo, el número de mastografías realizadas en 2020 fue de 876; y en 2021 fue de 1,446, evidenciando un descenso de 43 % y 7.5 %, respectivamente, comparado con 2019, año en el cual se realizaron 1,563 mastografías (1). Observando esta situación nos dimos a la tarea de averiguar la frecuencia de los síntomas depresivos en las mujeres de mediana edad, aplicando una entrevista cuando acudieron a recoger los resultados de mastografía durante los meses de enero y febrero de 2021.
La depresión, principal causa de discapacidad en el mundo
La depresión es una alteración del estado de ánimo que involucra cambios en la conducta, pérdida del interés, alteraciones del apetito y del patrón de sueño, fatiga, falta de concentración, incapacidad de sentir placer, ideas pesimistas, apatía y, en casos graves, ideas suicidas que persisten por más de 2 semanas. La enorme variabilidad en los síntomas dificulta el diagnóstico y, por lo tanto, pocas veces se trata.
La depresión daña en forma significativa las relaciones con la familia, los amigos y la participación en el mundo laboral, con un consecuente impacto social y económico. Es así que la depresión se considera la principal causa de discapacidad en el mundo (2,3). No existe una causa concreta para sufrir depresión, ya que es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, biológicos y psicológicos de cada individuo. Además de la discapacidad que la depresión puede llegar a causar al interferir con las actividades cotidianas de los individuos, puede causar la muerte por suicidio.
Datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018 (4) revelan que este padecimiento es más común en las mujeres que en los hombres (22.5 % vs 12.3 %), lo cual también ocurre en el resto del mundo (5).
Durante los años 2020 y 2021 el mundo enfrentó una situación muy grave y singular: la pandemia por
COVID-19. Esta tuvo repercusiones en todos los niveles, ya que hasta entonces no se había experimentado un confinamiento prolongado en los domicilios. La expresión “quédate en casa” fue la más popular en ese periodo; sin embargo, el hecho de “quedarse en casa” tuvo repercusiones sociales económicas y familiares importantes, pues las actividades laborales y escolares fueron suspendidas o cambiaron a modalidad a distancia, se cancelaron las actividades recreativas y las reuniones familiares y sociales. Aunado a las malas noticias sobre los efectos de la pandemia sobre la mortalidad y el estrés causado por el miedo a contagiarse, la combinación de aislamiento social y estrés tuvo un impacto negativo sobre la salud mental de las personas (6).
Para conocer la prevalencia de síntomas depresivos e ideación suicida y su asociación con la funcionalidad familiar, en el Hospital General de Zona estudiamos a 193 mujeres que acudieron a la Unidad de Medicina Familiar No. 7. Los síntomas depresivos y la funcionalidad familiar se evaluaron con cuestionarios validados para la población mexicana.
Las participantes entrevistadas tenían en promedio 56 años de edad; el 43 % se dedicaba al hogar, 27 % eran trabajadoras y el 30 % eran pensionadas. Las familias tenían en promedio 4 miembros, de los cuales solo 3 vivían en casa; y el 67 % provenía de familias nucleares (madre padre e hijos únicamente). El 27 % de las mujeres percibía a su familia como disfuncional.
El 41 % de las mujeres entrevistadas presentó síntomas de depresión; la ideación suicida estuvo presente en el 17 % del total de las pacientes. Identificamos que en aquellas mujeres que percibían a su familia como disfuncional, la posibilidad de tener ideas suicidas era tres veces mayor con respecto de las que percibían su familia funcional.
La frecuencia de síntomas depresivos en el HGZ c/MF No 7 de Cuautla, Morelos, fue casi dos veces mayor a lo reportado a nivel nacional por la ENSANUT 2018 (4) realizada antes de la pandemia, por lo que no se descarta que la pandemia por COVID-19 haya sido responsable de esta diferencia.
La salud mental es frágil y puede verse afectada por muchos factores externos; sin embargo, el ambiente familiar inmediato, aquellos con quienes convivimos y cohabitamos son un componente fundamental de la salud mental. El confinamiento por COVID-19 obligó a los individuos a convivir más horas con su familia, impidiendo las salidas y actividades de recreación, por lo que la capacidad de cada familia para interactuar funcionalmente fue puesta a prueba durante la pandemia.
La buena noticia es que cada vez conocemos mejor la enfermedad por COVID-19 y contamos con vacunas que han disminuido la severidad de la infección y la mortalidad. Hemos hecho cotidianas las medidas de protección contra enfermedades respiratorias como la higiene de manos, uso de alcohol en gel y uso de cubrebocas. Poco a poco el mundo ha vuelto a parecerse a lo que conocimos antes de la pandemia. Las actividades sociales y recreativas, así como las actividades económicas y el turismo se han retomado, con los consecuentes impactos positivos para la salud mental de las personas.
Debemos tener en cuenta que la salud mental de la mujer suele ser más frágil y es más propensa a sufrir depresión. Además, nuestro estudio muestra evidencia de que las relaciones familiares aumentan el riesgo de depresión en las mujeres mexicanas, lo que hace necesario realizar intervenciones que incluyan al núcleo familiar. Finalmente, es imperante realizar acciones, desde el primer nivel de atención, con el fin de prevenir y diagnosticar la depresión en las mujeres.
Agradecimientos
Agradecemos a la Dra. Mónica Arriaga Arroyo y al Dr. Octavio Alejandro Coronado Muñoz, directora y subdirector médico del HGZ c/MF No. 7 –respectivamente– en el momento del estudio, por brindar las facilidades para su realización; y a la Dra. Laura Ávila Jiménez, coordinadora Auxiliar Médico de Investigación en Salud IMSS Morelos, por apoyar las actividades de investigación en nuestro estado.
Referencias
(1) Instituto Mexicano del Seguro Social. Red local de consulta del Hospital General de Zona No. 7 Cuautla Morelos
(2) Diagnóstico y Tratamiento del Trastorno depresivo en el adulto. México: Secretaría de Salud; 2015
(3) Morales C. La depresión: Un reto para toda la sociedad del que debemos hablar. Revista Cubana de Salud Pública; 2017.
(4) Encuesta Nacional de Salud y Nutrición México 2018.Autor: Secretaría de Salud, Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), México 2019.
(5) Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME). GBD Compare. Seattle, WA: IHME, University of Washington, 2015. Available from http://vizhub.healthdata.org/gbd-compare. (Accessed [INSERT DATE])
(6) Humberto Nicolin Depresión y ansiedad en los tiempos de la pandemia de COVID-19 Cirugía y Cirujanos. 2020;88(5)