NUTRICIÓN BASADA EN EVIDENCIA
El consumo de azúcares y la habituación al sabor dulce
Por: Dra. Ana Carolina Ariza(1), Dra. Tania Georgina Sánchez Pimienta(1)
Diseño de infografía: Andrés Isaí Padilla Rivas
(1)CONACyT-Centro de Investigación en Nutrición y Salud, Instituto Nacional de Salud Pública.
Los azúcares son carbohidratos que aportan al cuerpo la energía que requiere para su funcionamiento. Existen diferentes tipos:
- Los azúcares intrínsecos son aquellos que se encuentran de forma natural en los alimentos como las frutas, verduras y leche(1).
- Los azúcares añadidos son aquellos que se agregan a los alimentos durante su preparación o procesamiento, con el objetivo de endulzar, conservar o mejorar el sabor de los alimentos. Estos pueden ser agregados por la industria o por los consumidores durante el procesamiento o la preparación de alimentos(2).
- Los azúcares libres son todos los azúcares añadidos, más los azúcares naturalmente presentes en la miel, los jarabes y en los jugos de frutas(3).
Debido a la importancia de los azúcares para la obtención de energía en el reino animal se han desarrollado de manera evolutiva sistemas fisiológicos capaces de asegurar su consumo. Como parte de estos sistemas se encuentran el de la percepción del gusto –percepción de sabores a través de los sentidos y la respuesta a ellos por el organismo– y el circuito del tracto gastrointestinal-cerebro.
¿Sabías que...?
- La exposición a los sabores comienza en el embarazo y los primeros meses de vida, con la transferencia de olores y sabores de la dieta materna al líquido amniótico y la leche materna(4). Después de los primeros 6 meses, la alimentación complementaria juega un papel crucial, ya que existe una mayor exposición a diferentes sabores.
- Particularmente, los niños presentan una elevada preferencia hacia los sabores dulces, por lo que las experiencias sensoriales desde etapas tempranas son indispensables para la elección de alimentos que se consumirán en años posteriores, así como para el establecimiento de hábitos saludables. (5),(6),(7),(8) (9)
- El consumo de azúcares brinda sensaciones de placer que activan en nuestro cerebro señales de recompensa. Estas señales, podrían contribuir al consumo excesivo de azúcares, ya que refuerzan una fuerte y duradera preferencia por los sabores dulces, particularmente de los azúcares y los alimentos que los contienen(10). De aquí el término de "habituación al sabor dulce".
- Se ha observado que cuando los niños consumen azúcares o alimentos azucarados desde edades tempranas refuerzan la preferencia por este sabor, aumentando la cantidad de energía de la dieta y desplazando alimentos que aportan mayor cantidad de nutrimentos indispensables como vitaminas y minerales(11).
Si bien los azúcares intrínsecos pueden tener funciones benéficas en nuestro cuerpo y contribuyen a brindar energía a la par de otros nutrimentos, el consumo excesivo de los mismos o el consumo habitual de azúcares añadidos, se ha asociado con un aumento en el consumo no deseado de energía, lo que puede promover el desarrollo de obesidad(12),(13). Asimismo, su consumo se ha asociado con el desarrollo de diabetes(14), enfermedades cardiovasculares(15), renales(16),(17), y caries dental(18),(19).
Con base en esta evidencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió en 2015 directrices para la ingesta de azúcares para niños y adultosiii. Estas recomendaciones fueron:
- Tener un consumo reducido de azúcares libres a lo largo de toda la vida.
- Los niños y los adultos deben reducir la ingesta de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta calórica total
- En promedio equivale a menos de 3 cucharadas rasas de azúcares (135 kcal) para las niñas y niños de edad preescolar; menos de 4.5 cucharadas rasas (180 kal) para niñas y niños en edad escolar; y menos de 5 cucharadas rasas (200 kcal) para adolescentes y adultos.
- A fin de obtener beneficios adicionales para la salud, el consumo de azúcares libres se debe reducir a menos del 5% de la ingesta calórica total.
- En promedio equivale a menos de 1.5 cucharadas rasas de azúcares (68 kcal) para las niñas y niños de edad preescolar; menos de 2 cucharadas rasas (90 kcal) para niñas y niños en edad escolar; y menos de 2.5 cucharadas rasas (100 kcal) para adolescentes y adultos.
Nota: Estas cantidades incluyen los azucares que consumimos en productos industrializados, como jugos, refrescos, leches saborizadas, yogurts, galletas, pastelillos, cereales de caja, mermeladas, dulces y caramelos.
En México se exceden estas recomendaciones de consumo de azúcares, ya que los azúcares añadidos aportan el 12% de la energía consumida por las niñas y niños entre 1 y 11 años; el 13.5% para adolescentes; y el 12.5% en adultos(20). Estos consumos ponen en riesgo a nuestra población de desarrollar caries dental, así como enfermedades crónicas, por lo que es de gran relevancia evitar la exposición a sabores dulces desde las primeras etapas de la vida, particularmente por la exposición a alimentos y bebidas que contengan azúcares añadidos.
¡Recuerda!
Aunado a la prevención del desarrollo de habituación al sabor dulce en la infancia, se debe promover el consumo de una dieta equilibrada, suficiente, variada y sostenible; consumo de agua natural, actividad física, hábitos de sueño y menor tiempo de exposición a pantallas como parte los estilos de vida saludables que contribuyan al desarrollo integral de los niños durante esta etapa.
Referencias
(1) Instituto de Medicina. Ingestas dietéticas de referencia de energía, carbohidratos, fibra, grasas, ácidos grasos, colesterol, proteínas y aminoácidos (macronutrientes). 2005.
(2) Instituto de Medicina. Ingestas dietéticas de referencia de energía, carbohidratos, fibra, grasas, ácidos grasos, colesterol, proteínas y aminoácidos (macronutrientes). 2005.
(3) Organización Mundial de la Salud. Directriz: Ingesta de azúcares para adultos y niños. Ginebra (Suiza): OMS; 2015.
(4) Mennella JA, Beauchamp GK. Maternal diet alters the sensory qualities of human milk and the nursling’s behavior. Pediatrics. 1991;88:737–44.
(5) Schiffman SS and Graham BG. Elevated and sustained desire for sweet taste in african-americans: A potential factor in the development of obesity. Nutrition. 2000; 16(10):886-893.
(6) Desor JA, Greene LS, Maller O. Preferences for sweet and salty in 9- to 15-year-old and adult humans. Science. 1975; 190(4215):686-7.
(7) Liem DG and Mennella JA. Sweet and sour preferences during childhood: role of early experiences. Dev Psychobiol. 2002; (4):388-95.
(8) Mennella JA, Finkbeiner S, Reed DR. The proof is in the pudding: children prefer lower fat but higher sugar than do mothers. Int J Obes (Lond). 2012; 36(10):1285-91.
(9) Liem DG and Mennella JA. Sweet and sour preferences during childhood: role of early experiences. Dev Psychobiol. 2002; (4):388-95.
(10) Tan HE, Sisti AC, Jin H, Vignovich M, Villavicencio M, Tsang KS, Goffer Y, Zuker CS. The gut-brain axis mediates sugar preference. Nature. 2020 Apr;580(7804):511-516. doi: 10.1038/s41586-020-2199-7. Epub 2020 Apr 15. PMID: 32322067; PMCID: PMC7185044.
(11) Ariza AC, Sánchez-Pimienta TG, Rivera JA. Percepción del gusto como factor de riesgo para obesidad infantil (Taste perception as a risk factor for childhood obesity). Salud Publica Mex. 2018 Jul-Ago;60(4):472-478. Spanish. doi: 10.21149/8720. PMID: 30137949.
(12) Malik VS, Pan A, Willett WC, Hu FB. Sugar-sweetened beverages and weight gain in children and adults: a systematic review and meta-analysis. Am J Clin Nutr. 2013 Oct;98(4):1084-102. doi: 10.3945/ajcn.113.058362. Epub 2013 Aug 21. PMID: 23966427; PMCID: PMC3778861.
(13) Nguyen M, Jarvis SE, Tinajero MG, Yu J, Chiavaroli L, Mejia SB, Khan TA, Tobias DK, Willett WC, Hu FB, Hanley AJ, Birken CS, Sievenpiper JL, Malik VS. Sugar-sweetened beverage consumption and weight gain in children and adults: a systematic review and meta-analysis of prospective cohort studies and randomized controlled trials. Am J Clin Nutr. 2023 Jan;117(1):160-174. doi: 10.1016/j.ajcnut.2022.11.008. Epub 2022 Dec 20. PMID: 36789935.
(14) Malik VS, Popkin BM, Bray GA, Després JP, Willett WC, Hu FB. Sugar-sweetened beverages and risk of metabolic syndrome and type 2 diabetes: a meta-analysis. Diabetes Care. 2010 Nov;33(11):2477-83. doi: 10.2337/dc10-1079. Epub 2010 Aug 6. PMID: 20693348; PMCID: PMC2963518
(15) Santos LP, Gigante DP, Delpino FM, Maciel AP, Bielemann RM. Sugar sweetened beverages intake and risk of obesity and cardiometabolic diseases in longitudinal studies: A systematic review and meta-analysis with 1.5 million individuals. Clin Nutr ESPEN. 2022 Oct;51:128-142. doi: 10.1016/j.clnesp.2022.08.021. Epub 2022 Aug 24. PMID: 36184197.
(16) Cheungpasitporn W, Thongprayoon C, O'Corragain OA, Edmonds PJ, Kittanamongkolchai W, Erickson SB. Associations of sugar-sweetened and artificially sweetened soda with chronic kidney disease: a systematic review and meta-analysis. Nephrology (Carlton). 2014 Dec;19(12):791-7. doi: 10.1111/nep.12343. PMID: 25251417.
(17) Karalius VP, Shoham DA. Dietary sugar and artificial sweetener intake and chronic kidney disease: a review. Adv Chronic Kidney Dis. 2013 Mar;20(2):157-64. doi: 10.1053/j.ackd.2012.12.005. PMID: 23439375.
(18) Sheiham A, James WP. A reappraisal of the quantitative relationship between sugar intake and dental caries: the need for new criteria for developing goals for sugar intake. BMC Public Health. 2014 Sep 16;14:863. doi: 10.1186/1471-2458-14-863. PMID: 25228012; PMCID: PMC4168053.
(19) Sheiham A, James WP. A new understanding of the relationship between sugars, dental caries and fluoride use: implications for limits on sugars consumption. Public Health Nutr. 2014 Oct;17(10):2176-84. doi: 10.1017/S136898001400113X. Epub 2014 Jun 3. PMID: 24892213.
(20)Sánchez-Pimienta TG, Batis C, Lutter CK, Rivera JA. Sugar-sweetened beverages are the main sources of added sugars intake in the Mexican population. J Nutr 2016;146(Suppl):1888S–96S.