CIENCIA Y SALUD


Filtros de cigarro desde la perspectiva de Una Sola Salud: impacto, políticas e intervenciones
Por: Jennifer Hegewisch-Taylor, M. en C.(1) y Elena Cromeyer, MSP, candidata a DSP(2)
* Las autoras son parte de la red internacional "Global(1) Health Network"
Afiliaciones:
- Centro de Investigación en Sistemas de Salud, Instituto Nacional de Salud Pública, Cuernavaca, México
- School of Public Health, Rutgers University, New Jersey, United States
Los filtros o colillas de cigarro son la forma más frecuente de basura en el mar y el residuo más ubicuo del planeta. A nivel mundial, se estima que cada año se arrojan aproximadamente 4.5 trillones de colillas al medio ambiente (dos tercios del total de cigarros producidos), siendo arrastrados por el agua y el aire, llegando a calles, coladeras, playas y cuerpos de agua (Root, 2021; Novotny et al., 2009). Debido a que contienen sustancias químicas tóxicas y plástico, tras ser descartados, los filtros de cigarro tienen un efecto de largo alcance sobre todos los seres vivos. Comprendiendo el origen del problema y su impacto extendido es que se pueden plantear soluciones en forma de políticas públicas e intervenciones en salud para contrarrestarlo. No obstante, es evidente que se requiere virar hacia un abordaje como el enfoque de "Una Sola Salud," que no solo contemple la salud humana, sino que busque equilibrar y optimizar de forma sostenible la salud de las personas, animales, plantas, ecosistemas y el medio ambiente, reconociendo que están estrechamente vinculadas y que son interdependientes (One Health High-Level Expert Panel et al., 2022).
Breve historia sobre el desarrollo de los filtros de cigarro
En la década de 1950 las tabacaleras decidieron añadir filtros al extremo de los cigarros para "reducir" la exposición a sustancias tóxicas, puesto que su afectación a la salud humana ya se veía reflejada en el aumento de casos de cáncer en la población –noticia que podría afectar las ventas de la industria tabacalera–. Los filtros, a partir de entonces, se promovieron como una opción "segura" y "saludable" que permitía concentrar algunas de las sustancias nocivas presentes en el humo del cigarro y reducir la exposición de las personas a éstas (Harris, 2011). No obstante, años más tarde, algunos estudios han concluido que añadir filtros a los cigarros fungió como una herramienta de mercadeo, puesto que no redujeron efectivamente la exposición a agentes tóxicos y sí indujo a los consumidores hacia una falsa percepción de seguridad, haciendo el acto de fumar más sencillo al evitar el contacto directo con el sabor amargo del tabaco (Novotny et al., 2009; Smith y Novotny, 2011; OMS, 2017).
Las colillas también son microplásticos
Además de representar una estrategia de mercado "fraudulenta" (OMS, 2017), los filtros de los cigarros están hechos principalmente de acetato de celulosa, un plástico poco degradable que tras experimentar colisiones y fragmentación puede transformarse en microfibras, mismas que están catalogadas como microplásticos (residuos plásticos de menos de 5 mm de largo) (Belzagui et al., 2021). Gran parte de los fumadores no son conscientes de que hay plástico en el filtro de su cigarro (Stigler-Granados et al., 2019) o que, debido a ello, éste puede tardar años en degradarse en forma de microplásticos dañinos para la salud (Bonanomi et al., 2020).
Impacto sobre la salud humana, animal y ambiental ("Una Sola Salud")
La carga mundial de enfermedades, discapacidad y muertes relacionadas con el consumo de tabaco es ampliamente conocida, afectando tanto a fumadores como a no fumadores (Committee on the Public Health Implications of Raising the Minimum Age for Purchasing Tobacco Products et al., 2015). Por su parte, los filtros de los cigarros concentran miles de sustancias químicas tóxicas y metales pesados capaces de causar inflamación pulmonar, enfermedades cardiovasculares y cáncer (Slaughter et al., 2011). Éstos no sólo suponen un riesgo por la inhalación del humo, sino que también son responsables de ocasionar ahogamientos e intoxicaciones accidentales (tan sólo en Estados Unidos en el orden de decenas de miles de casos), sobre todo en bebés y niños pequeños quienes recogen los filtros y los ingieren en casa, en las playas y en otros entornos (Novotny et al., 2011).
Adicionalmente, los microplásticos derivados de los filtros de cigarro pueden ser ingeridos por los seres humanos tras alimentarse con mariscos y pescados como parte de la cadena alimentaria; o bien al beber agua, por inhalación o por contacto dérmico (Yuan et al., 2022). Éstos han permeado lo más profundo de nuestros cuerpos, llegándose a identificar en heces humanas, en placenta y en la leche materna (Liu et al., 2022). De manera preocupante, estudios recientes sugieren que algunas sustancias químicas tóxicas presentes en los microplásticos ocasionan toxicidad aguda, crónica, daño genético, afecciones al desarrollo y ciertos tipos de cáncer.
Los animales también se ven afectados por los filtros de cigarro. Los animales de compañía y otros animales silvestres como aves y peces pueden asfixiarse o morir de hambre tras confundirlos con comida y consumirlos (Novotny et al., 2011). Los filtros de cigarro no se digieren y llenan sus estómagos, haciéndolos sentir saciedad (The Associated Press, 2018). Además, recientemente se ha identificado que la ingestión de plásticos y otros residuos puede causar una laceración y posterior cicatrización sobre el tracto gastrointestinal de los animales (denominada “plasticosis”), provocando un aumento en la morbilidad y mortalidad de éstos (Charlton-Howard et al., 2023). Las sustancias tóxicas de los filtros también llegan a los mares, afectando a más de 800 especies, parte de una cadena alimentaria más amplia, incluidos mamíferos marinos (ballenas y delfines), peces e invertebrados y otros animales acuáticos (Yuan et al., 2022). Estas sustancias también pueden disolverse en el suelo (donde se suelen arrojar los filtros de cigarro) y filtrarse hacia mantos acuíferos del subsuelo, dañando a la salud de los peces y siendo capaces (experimentalmente) de matar hasta a la mitad de ellos en tan solo un litro de agua en reposo (Slaughter et al., 2011).
En el ambiente, en ocasiones los filtros pueden causar incendios como consecuencia de no haber sido apagados en su totalidad, acabando con ecosistemas enteros. Además, sus componentes pueden alterar la composición del suelo de manera que las plantas tienen dificultades para desarrollarse normalmente (Green et al., 2019).

Nota. Obtenida de Karen Mason [Fotografía], 2019, National Audubon Society
(https://www.audubon.org/news/disturbing-photo-shows-black-skimmer-feeding-cigarette-butt-its-chick).
Políticas contra la pandemia de los plásticos y los filtros de cigarro
Dada la enorme pandemia de plásticos, en marzo de 2022, 175 países aprobaron una Resolución de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA, por sus siglas en inglés), a fin de negociar un acuerdo internacional jurídicamente vinculante que buscaba "poner fin a la contaminación por plásticos" para el año 2024; a esto se le llamó el Tratado del Plástico ("Plastics Treaty"). Dicho acuerdo tiene como objetivo fomentar la cooperación para reducir, gestionar o eliminar los residuos de plástico, particularmente en océanos y otros cuerpos de agua (Asamblea de las Naciones Unidas para el Ambiente del Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente, 2022). Entre sus objetivos, el tratado aborda los plásticos de un solo uso, donde se contemplan a los filtros de los cigarros, aunque éstos no representan un tema central.
Los puntos más importantes del tratado de plásticos:
Primeramente, es importante abordar con mayor énfasis la Responsabilidad Extendida del Productor (REP). Esto se refiere a que los productores deben hacerse cargo de los residuos que generan en materia económica (se cobra a las empresas por los desechos generados: "el que produce paga") y operativa; en esta última, los productores deben participar activamente en programas de reducción, recolección y el desarrollo de tecnologías de tratamiento o eliminación final de los desechos. También se busca que el productor asuma la optimización del producto, reduciendo la cantidad y heterogeneidad de materiales utilizados en la producción y diseñando productos más duraderos o degradables (por ejemplo, un filtro biodegradable) (Curtis et al., 2014; Stop Tobacco Pollution Alliance, 2022). De respetarse el tratado y aplicarse en materia de filtros de cigarro, otros requerimientos a los productores de cigarros podrían incluir el etiquetado obligatorio sobre impacto ambiental y la indicación sobre la forma adecuada de disposición de los desechos.
En materia de políticas de salud pública con relación a los filtros de cigarro, una de las más conocidas es la prohibición de fumar en espacios públicos, como espacios cerrados o abiertos (ej. playas). Sin embargo, como se vio en México, esto no necesariamente tiene impacto en la disminución de la generación de basura por filtros de cigarro (Basto-Abreu et al., 2016). Otras propuestas de políticas públicas para abordar el problema incluyen agregar impuestos adicionales a los cigarros que cubran el manejo de los residuos generados, desincentivar el acto de fumar (etiquetado de advertencia) y organizar campañas de sensibilización y concienciación pública sobre la contaminación y la necesidad de reducir el consumo (Novotny et al., 2009; Stop Tobacco Pollution Alliance, 2022, Torkashvand & Farzadkia, 2019).
Finalmente, en lugares como Nueva York, Estados Unidos, se ha propuesto la prohibición de cigarros con filtro, donde la Legislatura del estado presentó la ley de reducción de desechos de productos de tabaco "The Tobacco Product Waste Reduction Act" (The New York Senate, 2023) para prohibir la venta de cigarros con filtro y sistemas electrónicos de suministro de nicotina (cigarros electrónicos), también de un solo uso. En principio, esto podría ser la solución política más sencilla para frenar la generación de estos residuos, apelando a la responsabilidad gubernamental directa y dejando en claro que los filtros generados por un segmento de la población causan un impacto multisectorial y no solucionan los problemas derivados de fumar.
Intervenciones de cambio del comportamiento para combatir la contaminación por filtros de cigarros
Combatir la contaminación por filtros de cigarro requiere de la implementación de enfoques mixtos, que integren las políticas públicas y las intervenciones de cambio de comportamientos no deseables (arrojar filtros en espacios no destinados para dicho fin). Actualmente, tirar un filtro de cigarro al suelo después de fumarlo aún es considerado como "socialmente aceptable", aunque tirar basura en general no lo sea; inclusive en algunos sitios puede ser considerado como una norma social que se relaciona con el apagado del cigarro para no causar incendios accidentales (Oren et al., 2020). Debido a la complejidad del comportamiento, existen investigaciones que tratan de comprender los factores específicos que motivan a las personas a arrojar los filtros al suelo en vez de tirarlos en un recipiente específico para ello; dichos factores pueden incluir falta de atención al entorno, distracciones, creencias erróneas sobre la existencia de personas que se dedican a recolectar los filtros o sobre su degradabilidad, pereza (falta de determinación), seguimiento de normas o patrones sociales no cuestionados, entre otros (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, 2019; Smith y Novotny, 2010).
Algunas intervenciones de cambio de comportamiento han demostrado un efecto moderadamente positivo en la reducción en la disposición de desechos en lugares inadecuados; en un estudio, tras recoger los desechos arrojados a la calle, las personas, al ver un espacio limpio, contribuyen en menor medida a tirar los desechos al suelo ("teoría de las ventanas rotas": si hay una ventana rota y no se arregla, el resto de ellas serán destruidas) (Sagabiel et al., 2020). También se han ensayado intervenciones que involucran normas sociales, por ejemplo, hacer un dibujo de dos ojos vigilantes en la pared recuerdan a la persona que está siendo observada por la sociedad y que debe actuar correctamente –cuando la persona identifica que el comportamiento no es adecuado– (Chaudhary et al., 2021). Otros estudios han ensayado estrategias para llamar la atención de los fumadores, específicamente agregando basureros visibles o ceniceros portátiles, proporcionando recordatorios e información o, bien, mensajes persuasivos sobre la importancia de no arrojar filtros en áreas verdes (Turner, 2019; Torkashvand & Farzadkia, 2019). Estas intervenciones son propias de contextos particulares por lo que se tiene que generar más evidencia para conocer su efectividad.

Nota. Obtenida de NeagoneFo [Fotografía], 2018, GettyImages/Istockphot
(https://www.istockphoto.com/es/foto/cenicero-del-cigarrillo-y-el-tabaco-en-la-playa-gm971385476-264571226)
La limpieza y el tratamiento son soluciones costosas
Es importante destacar que la limpieza y el tratamiento de los filtros de cigarros (recogidos del mar o de espacios abiertos) son actividades muy costosas y, a menudo, la carga se traslada a los contribuyentes y a las autoridades locales (Schneider et al., 2020). Los filtros y residuos de productos de tabaco obstruyen los desagües pluviales, contaminan las playas y otros espacios al aire libre. Por tanto, pueden privar a las personas del acceso a entornos limpios y saludables, lo que además supone un estrés añadido para las comunidades con bajos ingresos o en situación de vulnerabilidad (Schneider et al.,2020). Finalmente, a pesar de que existen algunas propuestas de reciclaje de cigarros y de reutilización de los mismos –por ejemplo, en forma de tabiques para la construcción– las soluciones deben pensarse desde un enfoque de economía circular o de reducción de la producción y demanda (Conradi y Sánchez-Moyano, 2022; Torkashvand & Farzadkia, 2019), dado que es imposible combatir la velocidad de generación de dichos residuos.
En conclusión, contrarrestar este problema requerirá que nos involucremos en nuevos ámbitos de la salud pública, invirtiendo más esfuerzos en las políticas públicas con enfoque de salud compartida entre todos los seres vivos (“Una Sola Salud”). El “Tratado del plástico” es un recordatorio de que la gestión y manejo de los desechos plásticos, incluidos los filtros de cigarro (y ahora, los cigarrillos electrónicos), no es solamente una tarea de los servicios municipales y estatales, sino que representa a) una urgencia de Estado; b) una exigencia de cambio INMEDIATA a los productores; y c) una deuda con la salud de los seres humanos, animales y con el ambiente
Es importante seguir generando evidencia sobre la posibilidad de cambio de comportamiento en el consumidor, concientizando, sin culpabilizar, sobre las estrategias de venta de la industria tabacalera. En cada uno de nosotros, fumadores o no fumadores, tomadores de decisiones, investigadores o ciudadanos, se encuentra la posibilidad de promover la sostenibilidad planetaria y la salud de todos los seres vivos con respecto a éste y otros problemas. Hagamos nuestra parte.
Referencias
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