SABERES COMPARTIDOS
LA VACUNACIÓN: INTERVENCIÓN ESENCIAL PARA SALVAR VIDAS
Por: Mtro. Ernesto Arana Bustamante (1)
- Unidad de Divulgación y Cultura de la Escuela de Salud Pública de México
Los estudios de Edward Jenner representan el final de un largo proceso de entendimiento sobre cómo los humanos respondemos a agentes externos y cómo nos protegemos de las infecciones a través de utilizar nuestros sistemas de defensa.
A partir de su publicación, a principios del siglo XIX, empezó a haber un camino ascendente en el número de enfermedades para las cuales se logró localizar un agente que pudiera defender de él al organismo. Desde entonces ha habido un desarrollo exponencial tanto de la ciencia como de la tecnología, pues hubo un mejor sistema de salud para que las personas pudieran trabajar, pensar y desarrollarse en un ambiente mucho más propicio del que había habido hasta entonces.
Si valoramos la protección que pueden otorgar las vacunas contra enfermedades específicas, no cabe duda que utilizarlas salva vidas, lo cual no se relaciona solamente con la salud, pues las vacunas evitan también gastos catastróficos en las familias, previniendo un importante problema social como el aumento de la pobreza. Por esta razón se debe convencer a los ministerios de finanzas de que gastar dinero en comprar vacunas no es solamente una forma de prevenir enfermedades, sino que representa una inversión para la prevención de otro tipo de problemas sociales complejos. Se trata de una inversión que tiene un costo-beneficio claro.
En un estudio publicado recientemente1 se puede ver que de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) considerados como la agenda de las Naciones Unidas al 2030, para 16 de ellos hay una vacuna que puede ayudar a cumplir el objetivo. Esto significa que la diferencia en el desarrollo sostenible es altamente significativa cuando se ponen en efecto las vacunas y, así también, que las vacunas están interviniendo en forma excepcional y definitiva para mantener sanas a las poblaciones.
El doctor Francisco Javier Balmis, un médico de Alicante que había pasado un tiempo de su juventud en México dedicado a buscar cómo curar enfermedades venéreas, planteó al Rey de España que la vacuna contra la viruela –a la cual estaban teniendo acceso los españoles– era algo que debía de compartirse con las regiones del mundo que en ese momento estaban gobernadas por España. Balmis convence al rey, consigue el dinero y organiza la forma de venir a América con la vacuna. Para que la vacuna pudiera llegar viva hasta el nuevo continente, Balmis ideó conseguir a una serie de niños huérfanos que vinieran en el barco y que uno a uno pudieran transmitirse la viruela. Balmis encontró a la enfermera Isabel Zendal, que dirigía un orfanato y quién le ayudaría a cuidar a los 22 niños huérfanos que vinieron en el barco.
Después de México, Francisco Javier Balmis llevó la vacuna a las Filipinas, ahora con 11 niños mexicanos huérfanos cuyos nombres, a diferencia de los españoles, sí están registrados en una placa donde se menciona quiénes eran, de dónde venían y cuántos años tenían.
Tuvieron que pasar casi 200 años para que esa vacuna por fin controlara la enfermedad para la que estaba diseñada. Y no fue sino hasta 1980 cuando por fin se dieron los últimos casos de viruela y se consiguió totalmente que cada país cursara más 10 años sin ningún nuevo caso de esa enfermedad. Así fue que la Organización Mundial de la Salud (OMS) certificó su erradicación en el mundo y se dejó de aplicar la vacuna correspondiente.
LA VACUNACIÓN VS NIÑAS Y NIÑOS “DOSIS CERO”
La vacunación es una intervención esencial para salvar vidas que enfrenta un mundo cambiante y con una enorme cantidad de conflictos y de personas desplazadas por esos conflictos. Otro problema que enfrenta a nivel global es el riesgo existencial del cambio climático. Por otro lado, la pandemia de COVID-19 causó un retroceso enorme en los programas de inmunización a nivel mundial. Sólo en el año 2021 más de 25 millones de niños quedaron sin las vacunas que deberían haber tenido. De estos, más de 17 millones son considerados como niños “dosis cero”, es decir que tienen más de 3 años de edad y nunca han recibido una vacuna.
Algunos niños “dosis cero” lo son por pobreza, por ideología o por religión, pero todos son personas que no están inmunizadas, por tanto, no están protegidas y pueden ser capaces de transmitirles a otros una enfermedad. Cabe mencionar que la concentración de estos niños “dosis cero” se encuentra en 10 países del mundo. Afortunadamente México ya no forma parte de esa lista, aunque en el cálculo anterior estaba incluido.
ÉXITOS Y RETOS DE LOS PROGRAMAS DE INMUNIZACIÓN
De acuerdo con lo expuesto por el Dr. Alejandro Cravioto Quintana, durante la conferencia magistral que dictó en el 19º Congreso de Investigación en Salud Pública, con el tema “La vacunación como intervención esencial para salvar vidas”, se debe destacar que la introducción de vacunas contra la COVID ocurrió a una velocidad sin precedentes. Nunca antes en un tiempo récord se habían podido tener productos vacunales seguros, eficaces y que pudieran aplicarse a toda la población. Lo cierto es que las vacunas ya estaban allí, no eran algo nuevo, se habían usado contra otros coronavirus –SARS, MERS– y se tenían las plataformas adeno 6, adeno 5, ChAdOx, etcétera. Por su parte, las vacunas de RNA, a pesar de una enorme renuencia, se habían usado desde hace 40 años. Lo que hubo nuevo fue una adecuada conjunción entre el desarrollador y el producto, así como un financiador (el gobierno de Estados Unidos) que invirtió millones de dólares para montar los sistemas de producción y lograr que las vacunas salieran de las fábricas prácticamente en el momento en que eran aprobadas para su uso por la Food and Drug Administration. De esta manera los procesos de innovación se disminuyeron a una velocidad vertiginosa permitiendo que en un año las vacunas estuvieran disponibles. Lo que faltó fue una mejor comunicación para hacerle saber a la gente que la vacuna no era nueva sino que ya tenía un proceso de desarrollo, era segura y eficaz. Hoy no cabe duda de que se salvaron millones de vidas gracias a que hubo buenos tratamientos médicos y protección cuando las vacunas lograron llegar a todas partes y comenzaron a usarse.
A pesar de que el 63% de la población mundial ha recibido una vacuna contra COVID, se observa una clara gradación en los países, que va de ricos a pobres y más pobres, en el sentido de que esas poblaciones han recibido mucho menor capacidad de protección que los países ricos. La ventaja es que la infección, sobre todo al final de la pandemia, por esta nueva variante Omicron (que da una infección mucho más leve y sobre todo en la población más joven) ha producido una inmunidad híbrida, con los que están vacunados y los que se han infectado, así se tiene un proceso en el cual hay anticuerpos y se ha formado un sistema de defensa que hasta ahora nos está ayudando a defendernos.
Es importante mencionar que la Alianza Global para las Vacunas (GAVI, por sus siglas en inglés) ha hecho que los países más pobres tengan como nunca antes acceso a vacunas gracias a la donación por parte de distintos países y fundaciones. Sin embargo, todavía hay una gran cantidad de países que no han acabado de cubrir a los grupos que se consideran de mayor riesgo, por tanto, el problema no está solucionado sino que nos encontramos en un impasse. Necesitamos saber qué se hará cuando se tenga que re-vacunar, cuando menos a los grupos de alto riesgo, y con qué productos se tienen que re-vacunar, qué vacuna se debe tener accesible –no puede ser cualquiera o producida en cualquier país– para mantener la inmunidad híbrida que es a la que se ha podido llegar.
De acuerdo con lo expuesto por el Dr. Cravioto Quintana, también hay brotes de sarampión en todo el mundo. El sarampión es una enfermedad que, unida a la pobreza y a la desnutrición, puede llevar a niveles de mortalidad infantil que tenemos muchos años sin ver en todo el mundo. En este momento y usando un indicador de vacunación contra sarampión como el funcionamiento real del sistema de salud en todos los países –que es lo que la OMS está sugiriendo–, sabemos que se necesita aumentar la cobertura y vacunar, sobre todo, a los niños que han quedado pendientes porque no fueron vacunados en los dos años anteriores debido a la pandemia.
Otro problema que hace años no se veía, mencionado por el Dr. Cravioto, es la expansión de los poliovirus de origen vacunal. Solo hay dos países en el mundo donde sigue habiendo transmisión de poliovirus silvestre en forma constante: Afganistán y Pakistán. Todos los demás brotes han sido derivados de las vacunas orales y se ha visto una expansión de este tipo de virus en África y Asia. En el último año aparecieron también en Nueva York en los Estados Unidos, en Inglaterra y Alemania, en Abu Dhabi en los Emiratos Árabes, entre otros lugares. Como no se hace un control ambiental – que debería hacerse– en todo el mundo, no se sabe en dónde más están apareciendo y, por lo tanto, no están siendo detectados y combatidos.
Recientemente la Fundación Gates financió una investigación para crear una nueva vacuna oral contra Poliovirus 2 (nOPV2), la cual tiene la capacidad de producir cuadros paralíticos con mucha menor probabilidad que la vacuna original (mOPV2). Sin embargo, recientemente se resolvió que esta nueva vacuna también ha originado brotes y –aunque estos son pequeños y muy controlados– evidencian la necesidad de empezar a utilizar vacunas inyectadas para prevenir que haya salida del virus y transmisión a través del ambiente. La proyección de lograr controlar la polio es algo que se ha ido extendiendo aproximadamente 20 años y a lo que aún no se ha llegado. Por lo tanto hay necesidad de enfocar el problema desde una visión diferente: 1) porque los recursos necesitan mantenerse; 2) porque se ha visto que el programa vertical no funciona; y 3) porque el no pasar de la vacunación oral a la vacunación sistémica es algo que está impidiendo que se resuelva el problema.
También empezaron a aparecer brotes de viruela símica, enfermedad que se difundió internacionalmente a una velocidad muy grande y para la cual había una vacuna pero que no ha resultado suficiente; sobre todo por que no se sabe en quién se puede utilizar. Apenas muy recientemente han aparecido trabajos que demuestran que la vacuna que se ha autorizado para poder prevenir casos de viruela símica es efectiva en una sola dosis, pero hasta entonces –con base en lo expuesto por el Dr. Alejandro Cravioto, no ha habido la oportunidad realmente clara de saber cuál era el grupo que debía protegerse.
QUÉ HEMOS APRENDIDO Y QUÉ OPORTUNIDADES TENEMOS A FUTURO
La COVID-19 mostró que las innovaciones que se tenían probadas funcionaron: cómo llevar las vacunas a la población, cómo basar los sistemas de vacunación en datos, cómo mantener un compromiso político y el financiamiento para hacerlo. Se debe hacer un reconocimiento internacional a los trabajadores de la primera línea que durante el curso de la pandemia mantuvieron el sistema funcionando. Y el reconocimiento más grande significa no solamente darles las gracias, sino seguridad económica y profesional en sus trabajos para que continúen ayudando.
Actualmente –con base en lo informado por parte del Dr. Cravioto durante su conferencia– hay vacunas contra el virus sincitial respiratorio a meses de ser aprobadas. Se trata de una vacuna cara, pero muestra que se ha pensado claramente cómo proteger a los recién nacidos, inclusive los prematuros, para que crezcan sanos, utilizando una vacuna desde las madres hasta los niños. Así, debemos empezar a pensar que las vacunas cubren todo el espectro de la vida con el objetivo de proteger al adulto en cada niño, así como el futuro de cada adulto; y mantener un sistema de protección que permita a los niños tener a sus abuelos por un tiempo mayor. Hoy tenemos la vacuna contra zoster, que está por aprobarse; la vacuna de neumococo; el refuerzo de tosferina, influenza, COVID, entre otras.
Las vacunas pueden ayudarnos también a combatir la resistencia antimicrobiana que sigue creciendo. Por ejemplo, una vacuna contra meningococo B sirve para controlar problemas de gonorrea. Ello debe llevar a pensar a quién y en dónde aplicarla, porque lo adolescentes siguen teniendo problemas de enfermedades de transmisión sexual, pero ahora también las personas adultas mayores que conviven en casas de reposo donde las relaciones sexuales son abiertas entre ellos y no utilizan el condón porque saben que no habrá embarazos. Como consecuencia el número de enfermedades venéreas en este último grupo poblacional está aumentando en todo el mundo. La situación plantea la pregunta de cómo podemos empezar a tener un sistema de protección para la gonorrea, misma que desafortunadamente cada vez tenemos menos posibilidades de combatir con antibióticos.
En el caso de la COVID se pasó de ver la vacuna como un producto, a verla como el total de un proceso de uso con un fin. En México no hubo renuencia a vacunares, –según lo explicado por el Dr. Cravioto Quintana– porque a partir del 4to grado de primaria los niños aprenden y están conscientes de que hay un programa de vacunación y se están convenciendo de que esa es la forma de protegerse.
Lo anterior nos hace ver que el futuro es altamente promisorio, reconociendo qué tanto y cómo ha avanzado nuestro programa de vacunación. “Este es el momento de utilizar el conocimiento, la evidencia y el esfuerzo político y científico para convencer a nuestras autoridades que comprar vacunas es mantener el progreso de México” –concluyó el Dr. Cravioto.
1 Artículo: Vaccines for a sustainable planet, Volume:15, Issue: 685, DOI: (10.1126/scitransimed.adf1093)
Referencia: Cravioto Quintana Alejandro, (17 de marzo de 2023). La vacunación como intervención esencial para salvar vidas. Conferencia magistral “Francisco J. Balmis”. Cuernavaca, Morelos, México.