CIENCIA Y SALUD
PRINCIPALES BARRERAS DE ACCESO A LA SALUD PARA LAS POBLACIONES INDÍGENAS DE MÉXICO
Por: Mtro. Ernesto Arana Bustamante1
1Unidad de divulgación y cultura de la ESPM
La organización de nuestra sociedad está sumamente estratificada. Esta organización social se encuentra sustentada en ideologías patriarcales que conforman el lugar donde se ubican en la sociedad los distintos grupos. Estos grupos sociales se encuentran diferenciados por su pertenencia étnica, de clase o de género; y los distintos criterios de estratificación determinan su superioridad o inferioridad dentro de la estructura social, donde las poblaciones indígenas históricamente han ocupado los últimos peldaños. Comprender la conformación ideológica de esta organización nos permite identificar los determinantes y los rezagos en el acceso a la salud que vive la población indígena en nuestro país.
Según los hallazgos expuestos en la videoconferencia “La salud de las poblaciones indígenas en México” (1) –transmitida por la Escuela de Salud Pública de México (ESPM), en el que participaron docentes investigadores de la ESPM como la Dra. Blanca Pelcastre Villafuerte, el Dr. Mario Sánchez Domínguez y el Dr. Sergio Meneses Navarro–, las poblaciones indígenas en México y América Latina
se han encontrado históricamente en condiciones socioeconómicas que determinan un menor ejercicio de sus derechos,
en comparación con población no indígena. Así, la desigualdad se origina en formas de organización que han subordinado a estas poblaciones.
México es el país que tiene el mayor número total de habitantes indígenas en América Latina, seguido de Guatemala, Perú y Bolivia.
Los estados de Oaxaca, Chiapas, Yucatán y Guerrero son los que cuentan con la mayor presencia de poblaciones indígenas en el país,
y los municipios con mayor vulnerabilidad social se ubican en esos mismos estados, donde los altos índices de marginación determinan las condiciones que
caracterizan los contextos de vida de las poblaciones indígenas.
Ante tal panorama, por ejemplo, la adopción de medidas de distanciamiento social durante la pandemia por Covid-19, tales como el lavado de manos, no fue posible en esas comunidades porque el agua es un bien escaso o inexistente en muchas de las poblaciones indígenas. Son las características de vulnerabilidad y rezago social las que se traducen en obstáculos y barreras para que las poblaciones indígenas puedan exigir su derecho a la protección de la salud.
REALIDAD Y NECESIDAD SOCIAL VS RESPUESTA DE ATENCIÓN A LA SALUD
Retomando un poco de historia, hacia principios del siglo XX la población indígena era mayoritaria en México –demográficamente hablando– y el español no era la lengua predominante. La heterogeneidad racial y cultural se veía como un problema: “el problema indígena”. En la búsqueda de una identidad nacional “cohesionadora” se pretendió eliminar la diferencia cultural que se entendía como la causa de rezagos y brechas. Sin embargo, creer que los rezagos de la población indígena reside en la diferencia cultural, sigue siendo un pensamiento arraigado y esto se debe a que la concepción evolutiva positivista concibe una evolución de las sociedades de un estado primitivo a uno civilizado, donde las poblaciones indígenas representan el estado primitivo. Por ello, se instituyeron durante la colonia el mestizaje cultural y biológico, al igual que la alfabetización y castellanización, como procesos para transformar al indígena en campesino y tratar de acelerar la evolución pretendida.
Es hasta la década de los noventa, en 1992, que se reforma el Artículo Cuarto Constitucional; y después, en el año 2001, en el Artículo Segundo se reconocen la configuración pluricultural de México y los Derechos Culturales de los Pueblos Indígenas. Hoy se habla de “riqueza cultural y multiétnica”.
Por su parte, la política de salud ha tenido 3 enfoques predominantes: extender la cobertura de un paquete básico de atención biomédica; articulación de la biomedicina con la Medicina Tradicional (perspectiva folk); y adaptaciones culturales y traducción lingüística.
Con lo anterior se incurre en un reduccionismo donde lo cultural se aborda de modo “esencializado”, como si fuera único, inmutable, externo; esto lleva a privilegiar en la atención los temas que tienen que ver con la diferencia cultural y no con los determinantes estructurales.
De acuerdo con lo expuesto en la videoconferencia citada, se sabe que en las políticas de salud y la seguridad social en México permanecen los rezagos. Y aunque en forma general mejoran los resultados y las condiciones de acceso al servicio, no se eliminan las brechas entre grupos indígenas y no indígenas, e incluso en algunos casos estas se han incrementado. A pesar de los aciertos de estas políticas, su énfasis recae en atender –a fin de mitigar– las diferencias culturales y, en segundo lugar, la pobreza, pero no se han enfocado en los determinantes que son las estructuras de desigualdad fundamentadas en ideologías discriminatorias como el racismo.
Hallazgos, carencias y oportunidades para la acción
Existe un contexto de desigualdades de salud entre las poblaciones indígenas y no indígenas que tienen que ver con condiciones injustas y evitables mediante políticas públicas. Una barrera importante que enfrentan las poblaciones indígenas es la carencia de esquemas de seguridad social. Dado que las poblaciones indígenas no tienen empleos formales y no pueden acceder a esquemas de seguridad social. Y hay otro tipo de barreras para el acceso a la atención a la salud, tales como las barreras geográficas, económicas, lingüísticas, culturales, prejuicios y estereotipos, entre otras.
Con base en el estudio “Condiciones de salud y uso de servicios en pueblos indígenas de México” (2) se ha identificado que las encuestas nacionales de salud carecen de una variable que pueda identificar a la población indígena específicamente; y en los registros disponibles en los servicios de salud tampoco se registra si la persona que va a recibir el servicio es una persona indígena. Es necesario identificar indicadores que den cuenta de las necesidades de salud de las poblaciones indígenas para saber de qué se están enfermando estas comunidades.
Se sabe que el 6% de la población total en México es población hablante de lengua indígena; y que las poblaciones indígenas se distribuyen principalmente en los estados de Oaxaca (16%), Yucatán (14%) y Chiapas (11%). Así también, que el 60% de la población indígena se ubica en el quintil socioeconómico más bajo, viviendo en condiciones de pobreza, contra el 16% de población no indígena que vive en las mismas condiciones, es decir, 6 de cada 10 personas indígenas, contra 1.6 personas de cada 10 no indígenas. El 52% de la población indígena en nuestro país tiene residencia rural y el 80% de las personas no indígenas viven en contextos urbanos.
En lo que respecta a temas de salud hay una marcada desigualdad que se expresa en el acceso diferenciado a los servicios de salud. Por ejemplo, a la población indígena se le realizan menos análisis clínicos para el control de la Diabetes Mellitus, mediante Examen General de Orina: un 29% contra el 41% de la población no indígena. Hay también menor medición de presión arterial: 90% en población indígena (PI), contra 94% en población no indígena(PNI). (Ver Tabla 1).
Asimismo, en las inmunizaciones para tétanos y VPH en adolescentes, hubo un 47% en PI, contra un 59% en PNI;
y un 29% de PI contra 37% de PNI, respectivamente. A su vez, el embarazo prematuro fue mayor para adolescentes indígenas: 68% en PI,
contra un 44% en mujeres adolescentes no indígenas. Esa misma diferencia se marca en los controles post parto.
(Ver Tabla 2).
El estudio citado también nos muestra que en lo que respecta a población infantil hay una menor proporción de cartilla de inmunizaciones para vacunación BCG, 49% de PI, contra el 59% en PNI; y un 30% en PI, contra un 32% en PNI para vacunación contra hepatitis B. Asimismo, la PI registra menos explicaciones claras sobre su enfermedad y mayor tiempo de espera para recibir atención, en comparación con PNI. Otro dato importante a considerar es que la PI acude principalmente a instituciones para personas sin seguridad social y, como segunda opción, a servicios médicos particulares. (Ver Tabla 3).
Tabla 1 | |
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PI (población indígena) | PNI (población no indígena) |
Análisis clínicos para el control de la Diabetes Mellitus | |
29% | 41% |
Hay también menor medición de presión arterial | |
90% | 94% |
Tabla 2 | |
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PI (población indígena) | PNI (población no indígena) |
Inmunizaciones para tétanos | |
47% | 59% |
VPH en adolescentes | |
29% | 37% |
Embarazo prematuro y embarazo prematuro | |
68% | 44% |
Tabla 3 | |
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PI (población indígena) | PNI (población no indígena) |
Cartilla de inmunizaciones para vacunación BCG | |
49% | 59% |
Vacunación contra hepatitis B | |
30% | 32% |
Para reflexionar
Las circunstancias materiales en que una persona nace, crece, trabaja, se reproduce y envejece determinan su salud. Las inequidades en salud se expresan en desigualdades innecesarias, evitables e injustas y ponen en desventaja a las personas para desarrollar su potencial y mejorar su calidad de vida.
Las condiciones de salud de las poblaciones indígenas se caracterizan por un perfil epidemiológico de doble carga, debido a la presencia de enfermedades transmisibles y, ahora también, de enfermedades no transmisibles. Asimismo, la calidad en el servicio que reciben es diferente. Por ejemplo, viajan más y esperan más para recibir atención médica. No obstante que hay un importante porcentaje de población indígena viviendo en zonas urbanas, también allí la atención es diferenciada adquiriendo una forma de discriminación sistémica.
En las poblaciones indígenas de México existe una tasa muy alta de analfabetismo y falta de acceso a educación, variable que juega en el corto y mediano plazo como barrera de acceso a la seguridad social. Existen también diferencias culturales, tales como cosmovisiones diferentes, formas distintas de entender los proceso de salud-enfermedad, así como la atención de estos procesos. Dichas condiciones –las diferencias culturales y la desigualdad estructural– determinan las circunstancias generales de vida y los procesos de salud enfermedad, por lo que el hecho de poder identificarlas mediante la labor científica y de investigación nos orienta hacia dónde intervenir para implementar las políticas de salud dirigidas a poblaciones indígenas, así como a otros grupos socialmente vulnerados.
Ante este panorama, el Instituto Nacional de Salud Pública y Escuela de Salud Pública de México reafirman su compromiso de “generar conocimiento científico, innovaciones tecnológicas y recomendaciones de políticas públicas para contribuir a la equidad social y bienestar de los pueblos indígenas” (3).
Fuentes y referencias
1) VCI22: “La salud de las poblaciones indígenas en México”. Dra. Blanca Pelcastre Villafuerte, Dr. Mario Sánchez Domínguez y Dr. Sergio.
Meneses Navarro, Profesores investigadores del Centro de Investigación en Sistemas de Salud, CISS del INSP/ESPM. Disponible en la
web en: https://wwwyoutube.com/watchv=O18xUwdruCU
2) Pelcastre-Villafuerte BE, Meneses-Navarro S, Sánchez-Domínguez M, Meléndez-Navarro D, Freyermuth-Enciso G. Condiciones de
salud y uso de servicios en pueblos indígenas de México. Salud Publica Mex [Internet]. 24 de noviembre de 2020 [citado 5 de diciembre
de 2022]:62(6, Nov-Dic):810-9. Disponible en: https://www.saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/11861
3) Pelcastre-Villafuerte BE, Meneses-Navarro S, Reyes-Morales H, Rivera-Dommarco J Ángel. La salud de los pueblos indígenas: retos y
perspectivas. Salud Publica Mex [Internet]. 8 de mayo de 2020 [citado 5 de diciembre de 2022623, may-jun)235-6. Disponible en:
https://www:saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/10785