Cómo impactan los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos a nuestra salud y al medio ambiente Por: MIS. Javier Perera Rios⁽¹⁾, Dra. Norma Pérez Herrera⁽¹⁾, Dr. Francisco Hernández Cuevas⁽²⁾ y Dr. Javier Becerril García⁽³⁾.

Afiliaciones:

1. Facultad de Medicina, Universidad Autónoma de Yucatán
2. Escuela de Administración, Turismo y Mercadotecnia, Universidad Marista de Mérida
3. Facultad de Economía, Universidad Autónoma de Yucatán

La problemática mundial relacionada con los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE's) ha alcanzado proporciones alarmantes, superando en más de tres veces el crecimiento poblacional. Según estimaciones de 2019, la generación de RAEE's ascendió a 53.6 millones de toneladas, evidenciando una tendencia acelerada con implicaciones significativas para el medio ambiente y la salud pública a nivel global (OMS, 2023).

Los RAEE's comprenden equipos electrónicos, electrodomésticos, dispositivos computacionales, telefónicos, entre otros, que son descartados como residuos y, lamentablemente, suelen ser dispuestos junto con los desechos urbanos, culminando su destino en depósitos sanitarios o en peligrosos tiraderos a cielo abierto (TCA's). Este fenómeno es particularmente notable en comunidades rurales, siendo un desafío predominante en países en desarrollo, como es el caso de México (SEMARNAT, 2023).

La presencia de RAEE's en los TCA's no solo constituye un problema ambiental de gran envergadura, sino que también afecta directamente a la población circundante (SEGOB, 2023). La gestión inadecuada de estos residuos implica una acumulación descontrolada que, en muchos casos, se traduce en la quema indiscriminada para reducir el volumen y abrir espacio para más residuos, generando así una potencial fuente de contaminación según las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2023). Es crucial destacar que aquellos que se dedican a la recolección de materiales con valor comercial en los TCA's se encuentran expuestos a riesgos tóxicos durante este proceso, aunque para muchos, esta actividad representa un ingreso familiar indispensable (ver Figura 1).

En este contexto, el presente trabajo adopta el concepto de "Una Sola Salud", el cual abarca la interconexión entre ambiente, población y economía. Este enfoque se revela esencial al analizar los impactos derivados del inadecuado manejo de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos en los tiraderos a cielo abierto. No obstante, es importante destacar que esta problemática puede ser abordada de manera efectiva mediante el marco regulatorio nacional vigente. En este artículo, exploraremos las implicaciones y posibles soluciones para mitigar los riesgos asociados con la gestión inapropiada de los RAEE's en aras de preservar la salud pública y el entorno ambiental.

Tóxicos presentes en los RAEE's

Los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE's) pueden incluir sustancias altamente peligrosas, como mercurio, cadmio, plomo, al igual que retardantes de llama como PBDEs y TBBPA (Tsydenova & Bengtsson, 2011). En el caso de los teléfonos celulares, se ha identificado la presencia de plásticos, vidrio y metales (Singh et al., 2019). Además, se ha informado que las impresoras contienen cantidades significativas de aluminio, níquel y cobalto. Es fundamental destacar que el procesamiento informal de los RAEE's conlleva riesgos graves para la salud humana y el medio ambiente (Cesaro et al., 2018). Por esta razón, se han establecido límites estrictos para tóxicos como plomo, mercurio, cromo, PBBs y PBDEs, los cuales no deben exceder el 0.1% en peso, y 0.01% en peso para cadmio según la Directiva de 2011.

Impacto ambiental por el manejo de los RAEE's en los TCA's

La gestión adecuada de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE's) en los Tiraderos a Cielo Abierto (TCA's) es esencial, ya que la basura urbana, incluyendo los RAEE's, a menudo se quema para reducir su volumen. Esta práctica conlleva a la emisión de humo negro y ceniza al final de la combustión, cuyos efectos adversos pueden extenderse al suelo, llegando incluso a contaminar aguas subterráneas. En algunas regiones agrícolas con rezago social y marginadas, estas aguas subterráneas contaminadas pueden ser utilizadas como fuente de bebida (ver Figura 2).

El humo negro derivado de la quema de RAEE's no solo tiene un impacto atmosférico significativo, sino que también se clasifica como un gas de efecto invernadero preocupante en términos de calentamiento global (Brites, 2022). Por otro lado, las cenizas residuales que se depositan en el suelo afectan directamente la rizosfera –zona del suelo cercana a las raíces de las plantas en donde se desarrolla la vida microbiana– y diversas especies. Al formar parte de la cadena trófica –proceso de transferencia de sustancias nutritivas a través de las diferentes especies de una comunidad biológica, en la que cada una se alimenta de la precedente y es alimento de la siguiente–, estas cenizas pueden provocar una bioacumulación acentuada, incluso alcanzando especies destinadas al consumo humano (Atencio et al., 2013) (ver Figura 3).

La presencia de tóxicos en el suelo también plantea riesgos para el agua, especialmente en áreas con suelo kárstico, donde las lluvias pueden lavar la superficie y filtrar los contaminantes al agua subterránea (Arcega et al., 2021). Estos tóxicos en el agua pueden ingresar a la cadena trófica a través de especies marinas, perpetuando su ciclo hasta afectar especies destinadas al consumo humano. La contaminación de aguas destinadas al consumo humano podría tener consecuencias significativas para la población, especialmente para grupos vulnerables como las y los niños (Perera et al., 2021).

Efectos a la salud por la quema de RAEE's

El riesgo potencial derivado de la quema de RAEE’s es variable y depende de la composición específica de estos residuos (Cesaro et al., 2018). Estudios han revelado que la quema de cables presenta un mayor riesgo potencial para la salud humana en comparación con la quema de PCB's presentes en computadoras y celulares. Un estudio sistemático llevado a cabo por Tait et. al. (2020) indica que la contaminación de alimentos por los RAEE's, así como la ingestión de sustancias tóxicas provenientes de estos residuos, constituye una vía significativa de riesgo tanto para los residentes cercanos como para aquellos que se encuentran a mayor distancia (Tait et al., 2020). Aunque la mayoría de los efectos en la salud relacionados con la exposición a los RAEE's afectan a los trabajadores, quienes representan una fracción minoritaria de la población expuesta, los riesgos asociados con la incineración de estos residuos son considerablemente significativos.

Los pepenadores: economía y capital social

Aunque el trabajo de los pepenadores se considere informal en México, constituye un sector crucial para la economía del país y desempeña un papel positivo en la gestión integral de los residuos. Por lo tanto, es esencial desarrollar estrategias que proporcionen a los pepenadores empleos dignos y reconocidos, minimizando los riesgos para su salud y el medio ambiente (Dos Santos & Wehenphl, 2001). Esta iniciativa contribuirá al fortalecimiento del capital social (CS), que abarca dimensiones relacionadas con la cohesión y confianza entre los miembros de un grupo poblacional. El capital social se considera parte integral de los determinantes sociales de la salud pública y desempeña un papel crucial en la reducción de las inequidades y desigualdades en salud (Bravo Vallejos, 2017). En este contexto, el capital social desempeña un rol de suma importancia en el marco de "Una Sola Salud" para abordar escenarios ambientales adversos (Hamui Sutton & Irigoyen Coria, 2010) (ver Figura 4).

Gestión de los RAEE's: marco regulatorio mexicano

A nivel internacional, México ha suscrito cuatro convenios relacionados con los RAEE's, destacando entre ellos el Convenio de Estocolmo (regulación de Compuestos Orgánicos Persistentes), la Convención de Basilea (minimización en la generación de residuos peligrosos), la Convención de Róterdam (regulación de compuestos químicos) y el Convenio de Minamata (regulación del uso del mercurio) (INCYTU, 2018).

En el ámbito nacional, los RAEE’s se encuentran contemplados en la legislación y normativa mexicana, tanto en la Ley General para el Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) como en la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR), y formando parte de las Normas Oficiales Mexicanas (NOM’s) (ver Figura 5).

Es importante destacar que la regulación y supervisión de los generadores de residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE's) recae en los tres niveles de gobierno: Federal, Estatal y Municipal, según lo establecido por INCYTU en 2018. Estos entes gubernamentales tienen la responsabilidad de elaborar, actualizar y difundir inventarios de residuos, incluyendo aquellos de manejo especial. La información base para estos inventarios proviene tanto de los generadores de este tipo de residuos como de las empresas encargadas de gestionarlos, según la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión en 2023.

En relación con esto, la Norma Oficial Mexicana NOM-083-SEMARNAT-2003 aborda los componentes de alto valor en mercados secundarios dentro de los RAEE's. Además, establece que los residuos de manejo especial y los sólidos urbanos, que no sean aprovechados o tratados, deben ser dispuestos adecuadamente en sitios destinados a la disposición final, de acuerdo con las directrices de SEMARNAT en 2004.

Perspectivas para una adecuada gestión de los RAEE's y “Una Sola Salud”

La generación y disposición inadecuada de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE's) en los Tiraderos a Cielo Abierto (TCA's) afecta a todas las comunidades del país. Sin embargo, es esencial realizar estudios que identifiquen estos sitios y documenten cómo se manejan los RAEE's, especialmente en zonas vulnerables como las regiones kársticas, donde el suelo es altamente permeable. La colaboración entre la academia y el gobierno es crucial para investigar la presencia de residuos tóxicos en diferentes partes de los tiraderos a cielo abierto y en las especies que los habitan, así como en la población cercana.

A menudo, la población dedicada a la recolección de residuos con valor comercial no recibe la visibilidad que merece como un actor esencial para mitigar el impacto ambiental. Esta labor proporciona ingresos significativos para las familias que dependen de ella y contribuye al capital social de las comunidades. Es necesario realizar estudios sociales que muestren cómo estas personas se desenvuelven, sus opiniones sobre el manejo de los RAEE's, así como los beneficios económicos y ambientales que aportan. También es importante identificar áreas de mejora, como la quema de RAEE's durante la extracción de materiales, que, aunque generan un sustento familiar, tienen un impacto negativo en el marco de "Una Sola Salud". La exposición al humo durante estas actividades puede afectar la salud a corto y largo plazo, generando gastos en salud para quienes están cerca.

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Referencias:

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